Llegas
desde ese otro universo de mi mente
cuando las
barreras de la vigilia se derrumban
y emergen
de su escondite esas sensaciones extrañas
que quieren
tener su oportunidad para volar.
Has dejado
de pertenecer a mi mundo real
ahora haces
parte de un mundo onírico
en el que
apareces muy contadas veces
camuflada
en un collage de diferentes sustancias.
En él,
apareces igual de bella como en persona
te puedo
ver, oler, tocar, besar, escuchar.
Con esa
sonrisa de oreja a oreja
que es el
mejor espectáculo, al que uno puede asistir.
Y esa es la
única opción que me queda
para de
alguna manera estar en contacto contigo
y mantener
encendido ese profundo amor
que juramos
duraría para siempre.
Son
relámpagos independientes a mi voluntad
que podría
congelar en bloques de hielo
para
derretirlos en cuanto despierte
confiando
encontrarte al evaporarse el líquido.
Mi pesadilla inicia al volver a despertar
porque te
has esfumado como la noche
dejándome
lleno de miedo y pánico
al
encontrarme solo con la cama mojada.