Eres la progenitora de
este amor intenso
de este deseo
clandestino
de esta lujuria
demoniaca
de esta pasión
desesperada
de este romance mundano.
Te has ganado el derecho
por tu constante
dedicación
de mantener vivo siempre
el fuego
que existe entre
nosotros
a ser la progenitora de
mis hijos.
A permanecer en la
inmortalidad
en la esencia que heredes
generación tras
generación.