CUBITO DE HIELO

Ahora pondré un cubo de hielo
en todo el centro de tu espalda
para verte retorcer
como una viscosa babosita
a la que le ha caído un poco de sal.

Lo deslizaré por las suaves
curvas de tu dorso escultural
a tu cuello al límite de tu cabeza
a tus caderas al límite de tus glúteos
por los flancos de tu torso hasta el abdomen.

Veré como se deslíe
con el calor de tu cuerpo excitado
mientras baja tu temperatura
evaporándose en el acto
formando nubes de agua sobre nosotros.

Luego deslizaré mi lengua
por el rastro de humedad de tu piel
por las entrantes de tu cuerpo resbalaré
como un río caudaloso que desemboca
con toda su fuerza en el mar.