LAS MUJERES


Las mujeres no tienen manos
tienen largos y musculosos tentáculos
con ellos nos atrapan para llevarnos
como un sustancioso alimento para su cena.

No tienen boca tienen ventosas dentadas
con las que perforan nuestra piel
para succionarnos hasta el semen  
y engañados debilitarnos
con el viejo cuento del placer.

Una vez hemos caído en su red
disfrutan viendo nuestra cara de pánico
se acercan sin temor alguno
con la seguridad de saber
que tienen todo bajo control.

Entretanto nosotros intentamos
vanamente cortar sus hilos
antes de que su veneno
inyectado a nuestra sangre
al igual que por contacto sexual
empiece su anestesia general.

No habiendo nada que hacer
nos declaramos subyugados
ante sus latigazos de cariño
ante sus besos con mordisco
ante sus curvas carnosas.

Nos volvemos adictos a su dulzura
aunque eso conlleve sufrir diabetes
y luego tengamos que morir
por el exceso de azúcar
que corre tranquila por nuestras venas.